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sábado, 25 de octubre de 2014

Romance con la tierra.

Romance con la tierra


Ella me amó
Con diáfano amor de aire y brisa,
Con abrazos de hojarasca reverdecida,
Enraizando su corazón hasta el fondo de sus días.

Ella me amó
Con adoloridas nubes invertidas,
Con el parto de sus lágrimas enardecidas,
Sembrando su razón hasta lo dulce de su risa.

Todo en  ella es útero
Todo en ella nos cobija,
Desde Su sangre cristalina
hasta su carne incipiente de madera y tinta.

Todo en ella es único
Todo en ella nos invita,
Desde su hambre por la vida
Hasta sus tardes diferentes de faenas y pericias.

¿Que haré contigo amada mía?
Si tu amor por mi  es inmerecido,
Si tu corazón en mis manos esta mal nutrido,
Si no es es escuchado tu llanto en mis oídos.

Si soy para ti una plaga mal nacida
Que te desangra y te vomita,
Si no hay congoja para esto abrazos de termita,
Que te sofocan y te horrorizan.

¿Cual será tu mañana amada mía?
 Si la flama de mi daga de socava cada día,
Si no hay ternura entre mis dedos,
Ni pudor en mi ira.

Y aunque yo quisiera amarte
Con el merecido amor de verdadero amante,
Soy solo una abeja en el enjambre
¿Como torcer el vuelo de sus aires?

¿Como agrietar la conciencia disonante
Que no entiende ni se inmuta?
¿Como lograr que todas manos acaricien tu ser
tus ladera y tus caminos con sus pasos?

Soy solo una abeja en el enjambre,
Y vocifero y me alzo sobre el valle
¿Quien escuchará nuestros gritos?
¿Quien labrará nuestro nicho en lo adelante?

Doce años.

Para José Andrés
En sus doce años.

Si la ternura tuviera casa,
Su domicilio quedaría dividido
En las estancias de tus dos mejillas sonrosadas,
Plena es tu risa y tu esperanza,
Risueña es la prisa que te acompaña,
Y tu voz, no puedo dejar de hablar de tu voz,
Cumbre magnífica que me señala de donde brotan
Los sueños de tu garganta,
Porque tu hijo querido,
en ti se encierra el cúmulo loco de tus anhelos,
Eres junto a tus hermanos
La huella limpia y perfecta de mi herencia.

Catorce Pasos.

Para José Andrés en sus catorce años

Eranse catorce pasos sobre la sonrisa plena,
Eranse catorce risas sobre los ojos bellos,
Eranse catorce brazos sobre la cobija negra,
Eranse catorce prisas sobre los locos buenos,
Eranse catorce algo sobre las ideas nuevas,
Eranse catorce brisas sobre los cocos sueltos,
Eranse catorce años sobre la vida entera,
Eranse un niño sobre los pasos de sus risas
De brazos con prisa de algo de brisa,
Para sonrisas de ojos acobijados de locas ideas,
De cocos de vida plena,
Bella, nocturna, buena, nueva y suelta,
Para ser único, feliz y libre,
La vida entera.

Mi hogar.


No quiero ser vorágine estelar que se acrecienta desde lejos,
Ni ni meteoro rasante que vomita las entrañas del cosmos,
Ni el flameare sol que contempla la esfera
Ni El rastro plateado de la Austera  luna.

Tampoco quiero ser tierra,
Ni país ni frontera,
Ni la ciudad que aniquila veredas
Ni calle ni La acera.

Ni siquiera la casa de afuera
Yo solo quiero ser verdad
Beso, pulso, realidad,
Amor de veras en el centro de mi hogar.

La noche y Guillermo

A veces se duerme sin abrazarme
Dándome la espalda como si me ignorara,
Como si yo hubiera desaparecido del mundo
O peor aún, como si me infringiera un castigo inclemente
que pretende ser indiferente.
Sin embargo a mitad de la noche,
Como un metal arrastrado por un Poderoso imán,
Se aferran sus brazos a mis caderas
En un acto involuntario de fervoroso ardor.
Sucumbe el simulacro de un beso sobre el cuello,
Un beso que no quiere ser beso,
Preferiría ser caricia o simplemente aliento,
Como el rocío sobre la piel de la hoja ó del cerezo.
A veces simplemente prosigue su sueño aferrado a su bostezo,
Otras hurga en los bolsillos de mi cuerpo,
Un sonoro menudo de gemidos,
Todos suaves y livianos como las sábanas sobre los dedos.
Para entonces ya no existen distancias
Todo es estremecedora cercanía
Del tibio abrazo de su cuerpo.

Lápiz

Pequeña crisálida que guarece todas las ideas,
Pero es solo junto a mi mano que encuentra sentido,
Juntos Bailan un tango sobre papel
 imprimiendo su delicada estela
De contorneadas lineas que luego se vestirán de gala,
Con los colores inequívocos del amanecer.

El lápiz es mi aliado,
Compañero de culpas y disculpas
Lúcido sobre si mismo gira y se hace río
De inquietas palabras que esquivan el olvido.

Voz silente de la conciencia
retumba sobre las páginas  que camina,
Señalando huellas que emulan figuras
Ó bien narran los gritos del alma
ó sueños alicaídos renuentes a desaparecer.

El lápiz alumbra el primer esbozo,
Es la estructura sobre la cual se construye el color
Génesis de la obra,
Puente entre la mente y lo creado
Traductor de ideas a figuras perfectas.

Pequeña crisálida que estremece todas las quimeras
Digamos que todo el pensamiento yace resumido
En su manso corazón de madera
Pero es solo junto a mi espanto que renueva el nido
Juntos hablan un diálogo sobre el anden
Recitando su esperanzada estrella
De asombradas líneas que luego encontraran sin calma
Todas las canciones vivas del anochecer.

Lealtad

En un templo cerrado,
A donde deben afluir los rayos de luz?
Que guirnalda encantada debe hilvanar los deseos?
A donde se detendrá el aguerrido tiempo nuestro?
Será ESE tiempo realmente nuestro?
Probablemente nunca lo fue.
Si me miro al espejo, que tengo que ver?
Mis sueños o los ajenos?
Que pasos he de seguir?
Que camino?
Deberá ser mi rumbo uno solo?
A donde están mis manos arraigadas?
A  mi misma o a los demás?
Porque será que los besos germinan afuera?
Y no dentro donde alivianen la soledad,
Si esa soledad quejumbrosa
Que nos obliga a mirar mas allá de lo que somos,
Cuando el fruto para degustar siempre estuvo aquí,
Pero al final, con sinceridad dime...
Soy yo? O simplemente ...yo soy?
Y si yo soy?
Habré  encontrado al fin mi lealtad?

Simplemente Gracias.

Propuesta: agradecimiento,    Simplemente gracias.

Soy lo que soy,
Hija endeble de las piedras,
Del áspero tacto del dolor
De lo arduo, de lo escaso.

Es fácil Parir del encanto,
Nadar en en la plácida calma,
Aplaudir las promesas regaladas
Asumir lo dulce y la gracia.

Pero sangrar el llanto en la escalada,
Ahogar el miedo ante la marejada,
Dejar las uñas en la pared ajada,
Reafirma los pasos y los abrazos.

Veras...
Las piedras en las manos pueden volverse barro,
El dolor en poesía ó canto,
Lo arduo crea músculos insospechado,
Y lo escaso reverdece el clamor por los años.

Soy lo que soy
Hija agreste de la hiedra
Del tibio gris del temblor,
De la redención, de expiación.

Soy hija del amor,
Uno aguerrido que clama y llama,
Que se alienta y se agarra,
Y que jamás se queda en pedazos.

He aprendido que no se reniega
De lo que cultiva el alma,
Ni de las flores perfumadas,
Hay que darle su espacio al abracadabra,
Que esparce la humanidad recobrada,

Hay que  entender este adagio de daga y entraña,
Porque entonces...
Como habría día sin la nocturnidad asombrada?
Como habría dicha sin la ira desolada?

Por eso y por mucho mas,
En la indiferencia, en la prisa y en la flama,
En la mañana, en la tarde o en la antesala,
agradezco y agradeceré,
cada palmo de mis llagas.



Cobardía


    Cobardía


Solo tres pasos adelante, solo 3 míseros pasos
Para cambiar lo escrito bajo los dedos
Para sanar lo súbito de los sueños
Para recoger las sombras de las horas.

Pero faltó valor, desentendido no entendió,
Lagrimeó mordiendo la lengua y los labios
Para conservar las palabras en la boca
Y con un gesto milenario se sacudió la ocasión.

No mentiré diciendo que arderá dos veces,
Que los sueños trepan por las manos
Y se meten en el pecho resoplando como dueños
Recordando, recobrando, renombrando.

El tenor de la voz se quedó sembrado
En la música trivial de ultramar,
Prefirió notas livianas sin contraste,
Dijo que era mas cómodo para escuchar.

Pero yo se la verdad que nadie se atreve a gritar,
Era cobardía que como un hijo nació del miedo,
Y hoy sigue creciendo malogrando las obras,
Dice asfixiar la locura enmendando la cordura,

¿Pero para que quiero cordura si con ella todo es gris?
Mírame, no quiero morir congelada entre gélidas palabras,
Alejada de candor sincero de la aurora,
Sin caminos extraviados que alimenten fantasías.
 
Quiero luz exótica, teatral, que olvide contar pasos,
Que no necesite cambiar lo escrito,
Que no quiera sanar los sueños
Ni exprimir la ilusión.

Quiero el valor que entienda con esmero,
Que sonría besando la lengua y los labios,
De idea ágil  que deslice las palabras sueltas
Sin sacudirse jamás la ocasión.

Pero ¿será el candor la cobardía mayor?
¿Será bendición o traición?
Dime...¿se anidará en mis brazos
O simplemente olvidará temprano?

¿Para que justificar el dolor?
El dolor no me hace mas valiente,
No extrae para mi el carmín de la suerte
Y menos aún...Nunca adrede alejará la muerte.

Los 50 de Guillermo.

El Hoy y el siempre tendidos en la cúpula blanca de los sueños,
Entrelazados en una realidad tal vez alterna,
Y si miras atrás, bajos los pies han quedado Cincuenta huellas,
cada una profunda y nivelada
Con diferentes vestidos y poemas que narran tu destino.

Cuantas promesas ciertas encierran el diámetro de tus pasos,
Cuantas manos asidas a las tuyas penden de tu tiempo,
Alimentándose de tu energía, de tu sonrisa
Y de tus lágrimas también,
¿Será que la vida no es mas que una sucesión de sombras?

El hoy y el siempre rendidos en la húmeda barca de tu cuerpo,
Arremangados en una sanidad que alienta,
Y si miras atrás, sobre la cien has sembrado Cincuenta prendas,
Cada una rotunda y ribeteada
Con preferentes hechizos y dilemas que marcan tus latidos.
     
Cuantas ilusiones nuevas ponderan el sátiro gozo de tus brazos,
Cuantas bocas  unidas a la tuya beben de tus besos,
Anidándose en tu corazón , en su razón,
Y en tus paginas también,
¿será que la risa no es mas que una conjunción de auroras?

Yo no lo se amado pero te diré lo que pienso,
Al final somos lo que hemos hecho con nuestros años
Con los abrazos que empuñan los pasos
Como escudo protector contra el necio horror que nos lacera
Intentando inútilmente rompernos corazón.

Pero el tuyo, mi amor, tu corazón, inefable y aguerrido,
Arrastrado y reventado siempre junta sus pedazos
Unge sus quebrantos olvidando tanto llanto,
Mira atrás las cincuenta huellas que bajo los pies han quedado,
Sacude el polvo riéndose de lado y sigue a paso firme
Caminando.
    

Aire

Aire aéreo que agiliza la brisa,
Aromado, desandado como rienda
O como senda a seguir,
O como la nada intangible
Que debiera parir.

Aire ensombrecido, combatido
Compasivo, desvestido y permisivo
Gélido en la cumbre,
Sofocante en el ocaso.

Se abre y se parte,
Regurgitando la vida y sus recodos,
Presa fácil del demonio
Y su averno fabricado
de plástico, humo y lodo.

Se esparce y deshace,
Repoblando las sillas y sus despojos
Fresa táctil del entorno
Y su aliento subyugado
De arsénico, rumbo y rostro.

Aire reposado, encorvado,
Recostado, anulado y desolado,
Pérfido en su herrumbre,
Desafiante en su regazo.

Aire nuevo, abierto,
sincero, Repleto y risueño,
Ávido de cumbres
Maltratado en su querube.

Se cae y se extrae,
Deshabitando la brisa y su escollo,
Hiedra ágil del socorro
Y su lamento relegado
De olvido puro y odio.





Agua

Sonora, liviana, fecunda,
Agua madre, agua hija,
Confabuladas en una misma ola
Y en su rítmico andar.

Porosa, temprana, robusta,
Agua hambre, agua ira,
Desmesurada con una fuerte historia
Y  su enérgico hablar.

Agua pura, errante
A veces difusa, otras... Delirante,
Tantas caras para una misma sombra
Tantas dagas para una misma boca.

Sin embargo me sumerjo
En tu útero asombroso
De milagros insospechados
De tu cosmos milenario.

Incolora, escarcha impoluta,
Agua sangre, agua risa,
Reencontrada en una misma hora
Y en su mítico amar.

Agua lúdica, entrante,
A veces insulsa, otras... Deslumbrante,
Tantos ojos para una misma casa,
Tantos poros para una misma escama.

Sin embargo me someto
A tu súbito enojo
Por los quebrantos equivocados
De besos envenenados.  

Pero como fiel amante
Te envuelves una y otra vez
En tu abrazo y en mi lastre,
De deseado gozo ancestral.