Reparte las partículas de mi espíritu,
Como onda expansiva revienta rehaciendo lo que siento,
Incrementando su capacidad de ser.
Se extiende donde no hay límites,
Varía de color o forma,
Palpita o se enquista,
Lucra y a la vez empobrece,
Magnifica su poder
Sobre cada latido del pecho,
Y cuando muere,
No siempre deja de latir.
Nos maldice bendiciéndonos,
Y en su máxima cúspide,
Puede que este
Dios.
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